Julio Cortázar
EL PERSEGUIDOR
(...)
Y lo que había a mi lado era como yo mismo pero sin ocupar ningún sitio, sin estar en NY, y sobre todo sin tiempo, sin después...sin que hubiera después... Por un momento no hubo más que siempre. Y yo no sabía que era mentira, que eso ocurría porque estaba perdido en la música, y que apenas acabara de tocar, en ese mismo instante me caería de cabeza en mí mismo."