Efímeras

El aire es rojo y las farolas están cojas. Seguro que si salgo me volatilizo en seguida, como el algodón de azúcar en la boca, solo que sin saliva, sin aliento. Como los pañuelos esos que se vuelan de pronto de la mano que los sujeta para decir adiós. Un adiós triste claro, resignado. Un pelotazo ebrio de esos que hacen que cierres los ojos y palpes el aire con la cara. “El aire está frío”. Me abre los poros y mi cara respira.

-Es entonces cuando flotas?

-Exacto. Justo ahora.